Alex Anwandter: Una tormenta bailable llena de emociones

✍️ Loreto Murga
El pasado 11 de abril, el Teatro Caupolicán se convirtió en un espacio de liberación colectiva y pura emoción con el esperado retorno de Alex Anwandter a los escenarios chilenos. Frente a un público entregado desde el primer momento, el artista ofreció un espectáculo que fue mucho más que un concierto: fue una ceremonia pop cargada de teatralidad, potencia emocional y mensaje político.
Desde que se apagaron las luces y sonaron los primeros acordes de "Te Enamoraste", quedó claro que esta no sería una noche cualquiera. Anwandter apareció impecable, cigarro en mano y con una puesta en escena cuidadosamente diseñada para impactar: luces intensas, coreografías vibrantes y un cuerpo de baile que aportó dramatismo y fuerza visual a cada tema.
El show se estructuró en dos bloques marcados. El primero, más introspectivo, recorrió baladas desgarradoras y momentos íntimos como "Cordillera" y "Axis Mundi", donde el artista se despojó de artificios para conectar desde la vulnerabilidad. Canciones como "Tatuaje" y "Malinche" se sintieron como confesiones cantadas al oído de cada espectador.
Pero fue en el segundo acto donde la energía explotó. Con nuevo vestuario y una actitud desbordante, Anwandter transformó el Caupolicán en una pista de baile gigante. Temas como "Dime Precioso", "Vanidad" y "Unx de nosotrxs" hicieron vibrar cada rincón del teatro. La audiencia, sin distinción de edad ni género, respondió con euforia y libertad, saltando, gritando y celebrando como si cada verso fuera una consigna personal.
La producción visual jugó un rol esencial: cada luz, cada proyección y cada cambio de ritmo estaba al servicio de una narrativa cuidadosamente construida. Todo tenía un propósito, un mensaje, una emoción que empujar.
El clímax llegó con himnos como "Siempre Es Viernes En Mi Corazón" y "Cómo Puedes Vivir Contigo Mismo?", coreadas con furia por un público que convirtió el teatro en un grito colectivo. Y el cierre con "Toda la Noche" fue exactamente eso: una invitación a seguir bailando, deseando, resistiendo.
Con un setlist de 26 canciones, Alex Anwandter no solo ofreció una revisión de su discografía, sino que reafirmó su rol como voz clave de una generación que busca amor, justicia y libertad en la pista de baile. Lo que ocurrió esa noche fue una experiencia sensorial y política que solo alguien como él puede orquestar con tal precisión.
No fue un simple regreso: fue una declaración de principios. Una noche que se quedará tatuada en quienes la vivieron.