“Cónclave”: El juego simbólico del poder

Por Nathalia Olivares
La película Cónclave, dirigida por el realizador alemán Edward Berger, ha capturado la atención de la crítica y el público en este año 2025. Con ocho nominaciones a los Premios Oscar, incluyendo Mejor Película, Cónclave es una colaboración entre Gran Bretaña y Estados Unidos, basada en la novela homónima de Robert Harris, publicada en 2016. El relato se adentra en las entrañas del Vaticano, donde se libra una batalla por el poder simbólico más alto: la elección de un nuevo Papa.
Lo que en principio podría haber sido una simple representación de una elección eclesiástica, se transforma en un thriller lleno de intriga, traiciones y artimañas políticas. Ralph Fiennes, quien interpreta al cardenal Lawrence, encabeza un elenco de lujo que incluye a Stanley Tucci, John Lithgow, Isabella Rossellini, y Sergio Castellitto, todos aportando una gran carga dramática a la historia. La trama sigue a Lawrence, quien se ve forzado a participar en el proceso de elección papal, mientras el Papa en funciones agoniza. Lo que parecía ser un simple ritual de fe, pronto se convierte en un campo de batalla donde los cardenales luchan por imponer sus intereses, y las intrigas surgen de los rincones más oscuros de la Iglesia.
"Cónclave" no solo captura las luchas de poder, sino que también profundiza en las estrategias morales que guían a sus personajes, quienes no dudan en usar cualquier medio necesario para alcanzar el objetivo. La dirección de Berger se luce en la manera en que maneja el tono y el ritmo de la película, transformando lo que podría haber sido un relato político en un estudio sobre la moralidad y la corrupción en el centro del poder religioso.
La escenografía y el vestuario son elementos esenciales que refuerzan la atmósfera de opulencia y aislamiento que domina el ambiente del Vaticano, sumergiendo al espectador en una institución poderosa y cerrada sobre sí misma. Las luchas internas entre los cardenales se ven reflejadas visualmente en la arquitectura de la Iglesia: un espacio que representa no solo la espiritualidad, sino también la lucha por la supremacía.
A lo largo del filme, el director alemán también demuestra su maestría en la construcción de la tensión dramática, similar a lo que logró en su exitosa adaptación de Sin novedad en el frente (2022), por la cual recibió un Oscar a Mejor Película Extranjera. En Cónclave, esa habilidad se traduce en una historia de suspenso que no solo es fascinante desde lo visual, sino que se mantiene relevante en un contexto actual de incertidumbre política y moral.
A pesar de la sobresaliente dirección y el impecable trabajo actoral, la película no ha sido reconocida por la Academia en algunas de las categorías que realmente lo merecían, especialmente en la dirección de Berger, quien ya había demostrado su destreza en su película anterior. Sin embargo, Cónclave sigue siendo una de las propuestas más interesantes de este año, que plantea preguntas complejas sobre la naturaleza del poder, la moralidad y la lucha por el control dentro de las instituciones más sagradas del mundo.
Con su mezcla de drama, intriga y una crítica feroz al poder, Cónclave se perfila como una de las producciones más destacadas de la temporada, y su impacto en los Premios Oscar de 2025 será, sin duda, un tema de conversación obligado.