FIDOCS28 Crítica: "Retrato de Mondongo" de Mariano Llinás
En el marco de la edición número 28 del FIDOCS, se estrenó en Latinoamérica la segunda parte del tríptico de Mondongo del destacado director argentino Mariano Llinás ("Historias Extraordinarias", "La Flor") a quien mediante un encargo, se encarga de crear un retrato cinematográfico de, precisamente, dos retratistas profesionales (y amigos cercanos), lo que supone un intenso duelo, que culmina de forma caótica con el fin de aquella amistad.
Mondongo es un colectivo de artistas que actualmente solo consiste en la pareja de Juliana y Manuel, quienes, como se explica a principio de la película con una descripción sacada de Wikipedia, utilizan materiales poco usuales para realizar sus obras.
'Todo retrato es un autorretrato' tipea el cineasta en su ordenador. Y esto se demuestra de forma clara en la cinta, de forma de meta-comedia que termina en caos, en turbulencia. De maneras cada vez más íntimas e inesperadamente dolorosas, el film se convierte en una exploración acerca de la imposibilidad, para algunos artistas, de crear arte que no sea, en esencia, sobre ellos mismos.
A través de videos antiguos que retratan una amistad de larga data, bandas sonoras de Hitchcock e incluso, una discusión bastante poética con un usuario de Letterboxd sobre la autodestrucción, el cineasta crea un ejercicio fílmico honesto, con momentos tanto cómicos como emocionales, una confrontación con el caos en la creación y en las relaciones personales. Un imperdible de esta edición.