Yung Beef en Chile: El Infierno de un Antihéroe del Trap

07.12.2024
📸 Nathalia Olivares

✍️ Aillen Fuenzalida



En una cálida noche santiaguina, Yung Beef se aseguró desde el escenario del Movistar Arena en sumergir a sus espectadores en un pequeño infierno rítmico que llegó a bordear los 60*C. Esto pareciera ser una exageración, pero su espectadores más files que habrán estado entre el centenar de jóvenes que luchaban por estar en primera fila coreando cada letra del trapero español lo entenderán.

El show formaba parte de un ciclo de conciertos internacionales que, este año, cerraba con figuras como el también español Rojuu y los sudafricanos Die Antwoord. En un ambiente controlado y bien organizado, lo que se prometía como una rave terminó siendo una fiesta más parecida a un evento privado, con Yung Beef en el centro del escenario, cumpliendo su rol como anfitrión mientras el DJ, casi invisible, se limitaba a acompañar con sus beats sus himnos más clásicos.

El montaje pretendía evocar la atmósfera de una rave, pero la fiesta de Yung Beef de transformó en un culto sobre todo con las apariciones sorpresa de "Pablo Chill-e" y "Marcianeke".En lugar de fábricas abandonadas o espacios clandestinos, el Movistar Arena se convirtió en un templo de rezagados, dejando "todo en familia" como diría el propio Yung Beef. Desde las primeras filas, el público – con sus caras tatuadas, sombras en los ojos, pestañas postizas y accesorios en tendencia– vivió un viaje de ritmos agresivos y letras crudas que abordaban desde la vida marginales hasta la cultura centennial.

La figura de Yung Beef, hijo de una familia humilde del sur de España, a miles de seguidores por su historia llena de contrastes: de vender droga en Albaicín a convertirse en un referente global del trap. Su actitud rebelde y su estilo frenético lo convirtieron en un ícono de la juventud que busca la independencia a través de la música. Aunque su producción es incansable, con una veintena de discos en cinco años, Yung Beef siempre ha dejado claro que no se considera artista, sino más bien un producto de su entorno.

A lo largo de su actuación, el trap, el reggaetón y el neoperreo se mezclaron con ritmos inesperados, como el bases acelerado y toques electrónicos y salsa. El trapero hizo un repaso por sus mayores hits y no pudo recitar no dejar de lado a su éxito conjunto "La Mafia del Amor" lo cual la audiencia agradeció mientras bailaban y cantaban eufóricamente. "Les dejos unos clásicos del recuerdo" exclamó en su momento mientras el Movistar Arena se bañaba en luces rojas, capturando esa su sentido del orgullo ante el disfrute de lo que en su momento fue considerado underground.

El final llegó de manera abrupta, sin grandes ceremonias ni un saludo formal, dejando a los asistentes, que aún se resistían a abandonar el recinto, con la sensación de haber sido parte de un espectáculo único: el trap español encontró en Yung Beef a su antihéroe, alguien que vivió la marginalidad antes de monetizarla, y que, de alguna forma, representa lo más auténtico de ese fenómeno.